En aquellos países en los que se suprimía el acceso a las noticias, a la información y a los hechos, y en aquellos otros en los que los hechos evidentes contradecían profundamente las teorías oficiales, al menos algunas personas reaccionaban con un cinismo generalizado, con desconfianza hacia todos los valores, con suspicacia incluso ante lo evidente, con una profunda ruptura de las relaciones interpersonales corrientes, con desesperanza, pérdida de moral.